miércoles, 9 de junio de 2010

Pan con lo mismo

En uno de sus infinitos viajes por el interior de la República Mexicana por motivos de trabajo, tuvo que ir a Reynosa, Tamaulipas. De la Ciudad de México hacia dicho lugar tomó un autobús en el que iban sólo 7 personas, por lo cual pidió permiso para subir su maleta consigo y trabajar mientras iba en carretera. El conductor le dijo que sí sin mayor problema, pues no había a quién pudiera incomodarle o estorbarle la mochila.

Durante el camino un reten militar hizo que se detuvieran. Un sardo subió al autobús y al notar que mi papá llevaba la maleta arriba lo cuestionó por tal hecho, claro, esto siempre manteniéndolo encañonado con una AK-47 (cuerno de chivo).

Sardo: ¿Por qué lleva arriba la mochila? ¿No sabe que no está permitido?

DRE: Pues llevo papeles en ella y estoy trabajando, además sólo somos 7 personas en el autobús, a nadie le molesta.

Sardo: ¿Puedo revisar lo que lleva adentro?

DRE: Claro que sí, ya le dije que llevo papeles y cosas de trabajo.

Sardo: Pues ábrala.

DRE: No, señor. Si usted quiere revisarla ábrala, pero yo no la voy a abrir. Usted sabe que así debe de ser.

Sardo: Baje su mochila y deje así las cosas.

Mi papá bajó su mochila y el autobús de nuevo avanzó. Más adelante un nuevo retén de la Policía Federal. Subieron dos hombres y dos mujeres. Les hicieron abrir la cabina del equipaje y revisaron las maletas de las 7 personas. Finalmente mi papá preguntó si podía subir de nuevo su maleta pues tenía que trabajar. La policía le dijo que sí siempre y cuando el chofer no tuviera problema. El hombre no lo tenía, así que mi papá subió de nuevo su maleta.

Posteriormente se hizo una pequeña escala, para lo cual el conductor dijo lo siguiente a las 7 personas que iban en el autobús: Si no tienen a nada a que bajar, no bajen. Si quieren hacer del baño, hagan en el del autobús, si quieren comer, coman cacahuates.

Mi papá como adicto al cigarro tuvo que preguntar si podía fumar. El chofer dijo que si era posible que se aguantara, que lo hiciera. Lo siguiente que le comentó fue la historia de un joven que bajó al baño y cuando el camión ya se iba, el operador de éste lo boceo para que no retrasara más el recorrido. El chico no regresaba así que fueron a buscarlo. Cuando lo encontraron en el baño, estaba tirado el cuerpo con heridas de apuñalamiento.

Mi papá no quiso fumar.

Llegó a su destino y realizó su trabajo. Un día después tomó un avión que lo llevaría de Tamaulipas hacia Ciudad Juárez. En esta última ciudad lo esperaba un carro que lo llevaría a un pueblo a dos horas y media de ahí. En algún punto del camino, un retén de narcotraficantes los detuvo. Eran dos camionetas aparentemente último modelo, de esas que cuestan mucho dinero. Los hombres encapuchados que los detuvieron se bajaron de las trocas y se acercaron. De manera amable les dijeron:

Narco: Muy buenas tardes. Les pedimos por favor que se mantengan en esta área hasta que se los indiquemos, ya que más adelante tenemos un operativo y con la finalidad de protegerlos les pedimos que no sigan avanzando. No queremos que vayan a entrar en fuego cruzado. Nosotros les avisamos cuando puedan seguir adelante.

Desde el punto en el que estaban se veían en el cielo los helicópteros del ejército, de la federal y de la prensa.

El chofer del carro que fue por mi papá al aeropuerto se quedó ahí como le dijeron. 40 minutos más tarde una camioneta se acercó. Otro o quizás el mismo hombre se bajó y les dijo que podían seguir, pero que vieran lo que vieran, pasaran lo que pasaran, no se detuvieran, y entre más rápido se fueran iba a ser mejor. Les agradeció su espera y les deseó suerte.

Así lo hicieron, el conductor se fue lo más rápido posible en su Tsuru. De 80 km/h subió en poco tiempo hasta 160 Km/h. A unos 40 km del lugar donde los detuvieron se encontraron con 4 camionetas tipo Pick Up, quizás Lobo, quizás Escalade o de alguna otra de esas marcas glamorosas, totalmente incendiadas y con agujeros de balas. En ellas y bajo ellas, hombres ensangrentados, con las cabezas deshechas, unos muertos otros muriendo.

Hora y media después llegaron a su destino, mi papá llegó a su cita, comió y se fue al hotel. Encendió la televisión y en las noticias escuchó: “en tal lugar de la zona tal, se registró una balacera entre el Narco y el ejército, resultando 2 muertos y 4 heridos entre ellos 2 civiles”. Hablaban precisamente del operativo entre narcos que había detenido el recorrido de mi papá. Las imágenes mostraban las mismas camionetas que vio mi papá en el camino, sólo que la escena era totalmente diferente. Militares disparando en primer plano y narcos disparando que fueron tomados desde el aire. Muchos cuerpos fueron retirados y otros tantos puestos en una posición diferente.

Al otro día mi papá fue a la agencia a trabajar y ahí encontró al chofer del Tsuru. Lo saludó y mientras desayunaban le comentaba lo que había visto en la televisión. El hombre le decía que era normal, que en Ciudad Juárez y todo Chihuahua la gente le tenía más miedo y odio l ejército y a los federales que a los narcos, que ellos ya estaban acostumbrados a las mentiras que decían en los medios sobre el estado.

Mientras mi papá me platicaba esto, llegábamos a la conclusión que cualquier persona con dos dedos de frente sabe. Los narcotraficantes se matan entre ellos por el territorio, por los clientes, por el poder, pero nunca con la intención de lastimar o agredir a la población. Ante estos hechos, el gobierno ha aprovechado las escenas finales para modificarlas y justificar la estancia del ejército en las ciudades del norte del país. De tal manera que después los militares se dan a la tarea de disparar a cualquier camioneta que parezca “sospechosa” matando familias enteras y jóvenes que van a una fiesta , que para efectos prácticos terminan siendo un número más.

Así es esto, así es la famosa lucha contra el narco que el presidente Calderón se ha propuesto. Es obvio que al hombre le quedó grande el enemigo público que buscó, es obvio que ante la eventual pero evidente derrota de su partido para las elecciones del 2012, lo único importante es mantener el control por medio del temor mientras la gente que aún está en el poder, roba todo lo que puede de la manera más obvia y sin importar lo que la sociedad diga, porque al parecer, la sociedad no dice nada. Parece que aunque sabemos que estamos en medio del caos, preferimos hacernos de la vista gorda y creer que lo que vemos en televisión es la realidad, aunque la realidad tangible y que vivimos día con día es otra.

Mi intención no es alabar el buen corazón y las buenas obras del narco, sin embargo, puedo, con la mente clara, asegurar que no son los cárteles el problema mayor en el país, sino la falta de empleo que orilla a la gente a acercarse al crimen organizado; la deficiencia en la educación que el gobierno promueve tanto manteniendo sindicatos como el SNTE y a su dirigente Elba Esther Gordillo. Piénsenlo ¿por qué nuestras abuelas dicen que antes México no era así? Y es que si bien las personas no tenían las opciones para estudiar que tenemos ahora, la calidad de las escuelas que parecen hechas en serie es de lo más básica. Es irritante ver cómo proliferan las Universidades Insurgentes y el CNCI, mientras que los gobiernos estatales no invierten nada en construir nuevas escuelas públicas de nivel medio superior y superior.

¿Qué pasa con el laicismo y el libre albedrio en este país? Parece que hemos retrocedido en el tiempo al ser víctimas de la prohibición del uso de la pastilla de emergencia, del aborto, de la adopción de niños por parejas homosexuales. ¿Quién dice que por ser heterosexuales somos capaces de criar, de amar a un niño? Y ¿quién me asegura con pruebas científicas que los homosexuales son personas desalmadas y perversas que indistintamente habrán de dañar a otro ser humano? Es intolerable ver cómo personas luchan por cosas como estas y al dar un paso, llega gente fanática religiosa apoyada por el partido en el poder y la retrasan 3.

De verdad quiero creer que todo se resolverá, que no habrá más asesinatos de mexicanos por parte de mexicanos, y tampoco por policías fronterizos que disparan a niños dentro de nuestro territorio mientras todos se acongojan y luego cambian de canal. Espero que seamos todos capaces un día de saber que la muerte de una niña no es noticia, sino un evento desafortunado que debe ser castigado por la ley, no por la sociedad; que dos mujeres indígenas no son delincuentes por ser indígenas, sino víctimas de la opinión pública delimitada por la agenda mediática. Me gustaría un día ver que las calles de la ciudad están limpias, y no por miedo al calentamiento global, sino por civilidad y el gusto de vivir bien. Quisiera escuchar a niños hablando de las caricaturas y la lucha libre, pero también de arte y deportes más allá del fútbol. Quisiera verlos jugando en la calle con las rodillas raspadas y los pantalones rotos, y no jugando videojuegos porque sus padres tienen miedo de dejarlos salir. ¿A caso esta gente que debería ver por nuestra seguridad pretende hacerlo encarcelándonos en nuestras propias casas?

Pongámonos a pensar, pongámonos a crear el país que queremos, no el que nos quieran dejar, porque nos están dejando en la ruina, y nos estamos acostumbrando a vivir arruinados. Dejemos el costumbrismo a los eventos culturales que nos enriquecen, en vez de enriquecer a los que quieren hacer de nuestra pérdida de cultura una costumbre.

lunes, 7 de junio de 2010

Esto pasa cuando se abusa del botox.

                                               


Amado Carrillo Fuentes (o lo que quedó de él)
Por fin dejé de trabajar (y nunca ganpe más de lo que gasté).  Hoy quiero hacer una lista de todas las nuevas cosas que detesto en sobre manera.

1. Felipe Calderón (y no, no es una persona, es una cosa)
2. Enrique Peña Nieto (idem)
3. Foro TV
4. Iniciativa México
5. Gente que cree en todo lo anterior.
(6. Cómo odio a los pitufos)
7. El precio de la gasolina
8. No tener trabajo
9. Que pretendan cobrarnos por usar el nuevo segundo piso del períférico y autopista Méx-Qro.
10. Otra vez la 5

Pero también tengo mi lado bueno, hay cosas que amo. de hecho muchas cosas, pero sólo pondré mi top 5

1. Pastilla de emergencia y cualquier anticonceptivo
2. Las drogas
3. Las bodas gay y la adopción de niños por dichas parejas
4. No ser gay y no querer tener hijos.
5. Al papá narcotráfico que nos da de comer.

Hoy estoy muy enojada, sí, mucho, como cualquier persona con dos dedos de frente que haya visto la madre esa de Iniciativa México, sobre todo al pensar que gente como Pepe Narro tiene que alienarse a esas madres con tal de que no bajen el auspicio a la UNAM por parte del gobierno.